El Dios de juramento recuerda y nos concede gracia (significado de los nombres “Zacarías”, “Elisabet”, “Juan”).
El Dios de juramento recuerda y nos concede gracia
(significado de los nombres “Zacarías”, “Elisabet”, “Juan”).
“Al octavo día fueron a circuncidar al niño y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías. Pero su madre intervino diciendo: ‘No, se llamará Juan.’ Le dijeron: ‘No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre.’ Entonces le hicieron señas a su padre para saber cómo quería que se llamara el niño. Él pidió una tablilla y escribió: ‘Su nombre es Juan.’ Y todos se maravillaron. Al instante se le abrió la boca, se le soltó la lengua y comenzó a hablar alabando a Dios” (Lucas 1:59-64).
Meditando en esta Palabra, queremos recibir la gracia que nos concede:
(1) Elisabet, que había sido conocida como “mujer estéril”, concibió “en su vejez” (Lc 1:36, Biblia al Día). El Señor, por medio del ángel Gabriel, le había dicho a Zacarías: “No tengas miedo, Zacarías, tu oración ha sido escuchada. Tu esposa Elisabet te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan” (v.13). Y también: “A su debido tiempo se cumplirá mi palabra” (v.20, Biblia al Día). El Señor cuidó de Zacarías el sacerdote (y de Elisabet) y les concedió un hijo (v.25, Biblia al Día).
(a) Cuando llegó el tiempo, Elisabet dio a luz a un hijo (v.57) y “al octavo día celebraron la ceremonia de la circuncisión” (v.59, Biblia al Día). En esa ocasión, los presentes quisieron llamarlo Zacarías, como su padre (v.59), pero su madre dijo: “No, se llamará Juan” (v.60).
(i) El hecho de que Elisabet supiera esto muestra que, de alguna manera, llegó a conocer el mensaje que el ángel Gabriel le había dado a su esposo: “… tu esposa Elisabet te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan” (v.13).
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Digo “de alguna manera” porque Zacarías, al no haber creído la palabra del ángel, quedó mudo “hasta que todo esto sucediera” (v.20, Biblia al Día). Sin embargo, como Elisabet afirmó que el niño se llamaría “Juan” (v.60), es probable que Zacarías le hubiera comunicado previamente el nombre mediante una tablilla de escribir (cf. v.63, Biblia al Día).
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El nombre “Zacarías” significa “Yahvé recuerda”. El nombre “Elisabet” significa “mi Dios es un Dios de juramento”. La Biblia dice: “Ambos eran justos delante de Dios y obedecían de manera intachable todos los mandamientos y preceptos del Señor” (v.6, Biblia al Día).
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Por lo tanto, Dios, “recordando” a este matrimonio justo conforme al sentido del nombre Zacarías, y cumpliendo el juramento implícito en el nombre Elisabet, les concedió un hijo cuyo nombre sería “Juan” —que significa “el Señor es misericordioso” o “el Señor concede gracia”.
Así, ellos, que “obedecían de manera intachable todos los mandamientos y preceptos del Señor” (v.6), llamaron a su hijo “Juan” conforme a la palabra de Dios (vv.60, 63).
(c) “Zacarías pidió una tablilla y escribió: ‘Su nombre es Juan.’ Todos se maravillaron” (v.63, Biblia al Día). “Al instante se le abrió la boca, se le soltó la lengua y comenzó a hablar alabando a Dios” (v.64).
(i) La “tablilla” (traducción de “seopan”) era una pequeña tabla cubierta de cera en la que se escribía con un punzón. Allí Zacarías escribió el nombre “Juan”.
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La gente se asombró (v.63) porque, aunque para Zacarías obedecer la revelación era natural, para los familiares y vecinos —que esperaban un nombre tradicional como Zacarías— resultaba sorprendente.
Al meditar en esto, recordamos cuando Jesús preguntó: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” (Mt 16:15). Y Pedro, por revelación del Padre, confesó: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (v.16). La fe revelada por Dios siempre sorprende al mundo.
La conducta de quienes viven creyendo y obedeciendo la revelación de Dios, como “justos delante de Él” (Lc 1:6), será sorprendente para los hombres y el mundo no podrá resistirlos (cf. Heb 11:38).
(ii) Zacarías escribió “Juan” en la tablilla y todos se maravillaron (Lc 1:63). En ese mismo momento “se le abrió la boca y comenzó a alabar a Dios” (v.64). Esto nos recuerda lo que había dicho el ángel en el v.20: “Te quedarás mudo… hasta que todo esto suceda, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su debido tiempo.”
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El ángel había anunciado que Zacarías quedaría mudo “hasta el día en que esto suceda” (v.20). Sin embargo, su lengua no se soltó en el nacimiento de Juan (v.57), sino al octavo día, durante la circuncisión, cuando escribió el nombre “Juan” (v.63).
(iii) Esto nos lleva a preguntarnos: ¿por qué no recuperó el habla inmediatamente después del nacimiento de Juan, sino ocho días más tarde, al confirmar el nombre en la ceremonia?
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Investigando el significado del octavo día, se explica que la circuncisión se realizaba entonces porque (1) el número ocho simboliza un nuevo comienzo en el pacto, y (2) médicamente, al octavo día se produce la máxima cantidad de vitamina K y protrombina, necesarias para la coagulación sanguínea. Así, el octavo día es señal de un nuevo inicio y de pertenencia al pueblo de Dios.
Juan el Bautista mismo representó el anuncio de un nuevo inicio: la transición entre la antigua y la nueva alianza. Él fue el heraldo que preparó el camino del Mesías, proclamando la llegada del Reino de Dios. Por eso, cuando Zacarías recuperó el habla en la circuncisión de Juan, no pudo hacer otra cosa sino alabar a Dios (v.64).
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